La educación juega un rol fundamental a favor del cuidado efectivo y oportuno del medio ambiente. Por ello desde la escuela se debe apuntar a una educación reflexiva, crítica, creativa y constructiva en favor de la preservación de nuestro planeta. La construcción y puesta en practica de una cultura ambiental será el eje transversal que se debe desarrollar y practicar en toda escuela.
Se debe tener en cuenta, que la educación ambiental puede llegar a ser una actividad divertida para todos los niños, si se apuesta por actividades creativas que apunten al mayor conocimiento sobre su entorno y por ende se genere un compromiso y respeto hacia el mismo. Así, cada estudiante será capaz, en el presente y a futuro, de gestionar de la mejor manera sus actividades para que éstas sean menos perjudiciales para el medio ambiente. El primer paso será crear conciencia sobre la importancia de la clasificación de residuos, en contenedores aptos y apropiados para cada desperdicio. Desde las botellas de agua que a diario los niños traen a la escuela, hasta las hojas utilizadas solo por una cara: todo es importante para poner en práctica la cultura ambiental. En este sentido, será necesario apuntar al desarrollo de las cuatro “R”: reducir, reciclar, reutilizar y recuperar. Si en la escuela, se pone en práctica esta cultura, será mucho más sencillo que ella trascienda a cada hogar y por ende a la sociedad.
"Vivimos en un planeta rico desde todo punto de vista, provisto de una flora y fauna diversa, capaz de ofrecer un ambiente sostenible y estable. Sin embargo, el hombre no ha sabido ser responsable respecto al cuidado del medio que lo rodea. En este contexto, aún no se comprende, a cabalidad, el daño irreparable que se viene causando al planeta, así como a todos los seres que habitan en él".
Reducir el uso de materiales innecesarios en nuestra vida cotidiana tales como los sorbetes y descartables, causa un impacto favorable al medio ambiente. Así también, trabajar diversos proyectos de arte de la mano con el reciclaje es, sin duda, una opción que no tiene pierde y que definitivamente los niños y jóvenes disfrutan al cien por ciento. Reutilizar hojas que han sido usadas solo por una cara, envases que pueden ser nuevamente aprovechados, diversos materiales a los que podemos darles una segunda oportunidad de uso, es sin duda una forma sencilla, pero viable, de recuperar materiales que ya se daban por inservibles. Este solo es el inicio de un gran cambio social, que compromete a la escuela y a todos los agentes educativos involucrados en ella, con el fin de lograr un impacto favorable en nuestro planeta, creando conciencia y formando una cultura ambiental que beneficie a sus habitantes y al planeta en sí, en donde nuestros estudiantes son ahora los protagonistas. ✍: Iris Espada – Profesora de Adolescentes con Personalidad.
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