Cuando hablamos de Inteligencia Emocional (IE) nos referimos a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Los humanos somos 70% emocionales y 30% racionales, por lo que la inteligencia emocional no es dejar de tener emociones, sino dirigirlas y equilibrar ambas partes.
En 1983, el Dr. Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, planteó que en vez las personas tenemos por lo menos 7 tipos de inteligencias que nos relacionan con el mundo. Dos de ellas son la inteligencia interpersonal y la intrapersonal. La inteligencia interpersonal implica la capacidad de establecer relaciones con otras personas y la inteligencia intrapersonal se refiere al conocimiento de uno mismo y todos los procesos relacionados, como autoconfianza y automotivación.
En 1990, dos psicólogos, Salovey y Mayer introdujeron el término inteligencia emocional en la literatura científica, a raíz de la observación de una serie de personas exitosas que se relacionaban, se comportaban y que resolvían los conflictos de una determinada manera y los clasificaron como pensadores con corazón. Posteriormente Daniel Goleman, investigador y periodista del New York Times, con su obra ‘La Inteligencia Emocional’ (1995) expandió el concepto a todo el mundo.
¿Qué son las emociones?
Una emoción es un estado afectivo de respuesta básica, una reacción subjetiva al ambiente que esta acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato. Las emociones tienen su principal base neurológica en el sistema límbico o cerebro primitivo o irracional. Existen seis emociones básicas: el miedo, la sorpresa, la aversión, la ira, la tristeza y la alegría. Cuando se habla de emociones se habla de funciones básicas de supervivencia de la especie.
Por otro lado, un pensamiento es el proceso cognitivo de valoración sobre un hecho o una situación. Los pensamientos, a diferencia de las emociones, se desarrollan en la corteza cerebral o cerebro racional. La forma en que se desarrolle ese pensamiento, constructivo o destructivo, positivo o negativo va a actuar directamente sobre las emociones produciendo sentimientos. Esto puede entenderse en una ecuación A + B = C, en donde A es un evento activador y la respuesta irracional, B es el pensamiento o cognición y C es la reacción, el sentimiento o la consecuencia.
La inteligencia emocional genera competencias de autoconocimiento que permiten desarrollar actitudes y aptitudes para relaciones emocionales. El desarrollo de estas competencias en niños y adolescentes los ayuda a guiar sus pensamientos y a reflexionar sobre sus emociones ayudándoles a mejorar sus niveles de bienestar para alcanzar adultos con la mejor versión de sí mismos.
Transformando capacidades en competencias.
La percepción emocional. Consiste en la capacidad para identificar y reconocer tanto los propios sentimientos como los de aquellos que te rodean. Implica prestar atención y entender las señales emocionales del otro.
La facilitación o asimilación emocional. Es la capacidad para tener en cuenta los sentimientos cuando razonamos o solucionamos problemas.
La comprensión emocional. Implica la capacidad para desglosar el amplio y complejo repertorio de señales emocionales, etiquetar las emociones y reconocer en qué categorías se agrupan. Además, implica una actividad tanto preventiva como retrospectiva para conocer las causas generadoras del estado anímico y las futuras consecuencias de nuestras acciones.
La regulación emocional. Es la capacidad para estar abierto a los sentimientos, tanto positivos como negativos, y reflexionar sobre los mismos. Además, incluye la habilidad para regular las emociones propias y ajenas, moderando las emociones negativas e intensificando las positivas.
Con el autoconcepto autoestima, habilidades blandas y aprendizaje emocional se despiertan capacidades y competencias que ayudan a reflexionar sobre las emociones. De esta manera, se ayudan a los alumnos a mejorar el nivel de bienestar para alcanzar adultos con la mejor versión de sí mismos.
Alicia Montenegro – Directora.
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