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Resiliencia: ¿qué es y para qué sirve?

Foto del escritor: Colegio BrüningColegio Brüning

Resiliencia es una palabra que se viene escuchando cada vez más y ocupa las primeras posiciones en los medios escritos y en las redes sociales. ¿Pero qué es y para qué sirve? ¿Se puede aprender y por lo tanto se puede enseñar a los niños?



Según la definición de John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista, la resiliencia es la capacidad de los seres humanos para superar períodos de dolor emocional y situaciones adversas y salir fortalecido de ellas.


La resiliencia no es inherente a los niños, sino es el resultado de una compleja interacción entre genética, temperamento, conocimientos y habilidades, experiencias previas y apoyo sociofamiliar. Esta demostrado que la carencia de amor en los niños genera vulnerabilidad afectiva y eso desfavorece la capacidad de resiliencia cuando adultos. Por lo tanto, tenemos que dar el cariño y el afecto necesario para asegurar un equilibrio emocional que permita a nuestros niños llegar a ser adultos resilientes.


El cariño y el afecto es vital para desarrollar la resiliencia. Asimismo, hay un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento que se pueden trabajar (a veces en casa y otras veces con la ayuda de un especialista).


Autoconocimiento, autoconfianza y autoestima


Trabajar el autoconocimiento: enseñar a los niños a conocer sus fortalezas y habilidades para mantenerlas y trabajar sus puntos débiles para desarrollarlos. Maestros y padres debemos trazar metas realistas para fortalecer su autoconfianza y autoestima.


Autonomía


Enseñar a los niños a participar en las tareas del hogar, en su autocuidado y usar rutinas de trabajo se asocia con un desarrollo saludable y resiliente. La creencia que ellos pueden influenciar en lo que sucede a su alrededor, hace que pierdan el temor a que las cosas sucedan por “causas ajenas” a su control.


Zona de confort


Enseñemos a los niños a salir de su zona de confort y a aprender el valor del fracaso. El dejar que los niños se equivoquen crea nuevas vías neuronales que aumentarán su resiliencia y a la larga podrán sentirse cómodos en lo volátil, incierto, complejo y ambiguo.


Sociabilidad y empatía


Hay que enseñarles a nuestros hijos a sociabilizar cultivando y valorando amistades. También es importante enseñarles a entender a los demás, poniéndose en el lugar del otro y comprendiendo sus sentimientos. De esta manera, logramos una red de apoyo que los pueda sostener en los momentos difíciles. Las personas resilientes son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda cuando la necesitan.


Miedo al rechazo


Pedir un favor o solicitar ayuda es visto como una señal de debilidad o poca inteligente para muchos adultos, pues implica debilidad. Por ello, es importante trabajar con los niños a perder el miedo a pedir ayuda. Una persona resiliente reconoce la importancia del trabajo en equipo y sabe pedir ayuda cuando lo necesita.



El trabajo sobre las funciones ejecutivas, especialmente la flexibilidad cognitiva y el control inhibitorio mejora el estado de resiliencia.

Trabajar en inteligencia emocional debe ser parte de la curricula escolar, pues el futuro de nuestros niños será un entorno de permanente cambio. Ello nos obliga como maestros a formar personas resilientes que puedan desarrollarse laboral, social y espiritualmente en cualquier este tipo de entorno.


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